¿Que sucede en la práctica del Yoga y

la vida?

Mis evidencias

A lo largo de los años de mí práctica en el Yoga, he ido recogiendo y aglutinando diferentes materiales, escritos y anotaciones personales. Muchas de ellas son directamente recogidas de preguntas personales y de otros estudiantes, que fueron formuladas a Jean Klein y a Antonio Blay. En este texto voy a exponer algunos temas y vivencias, que me han ido sucediendo en mi caminar, que he visto e intuido en relación a las circunstancias, que se han originado en mi vida.

Las cuestiones tratadas en este trabajo están expuestas desde la perspectiva y el ángulo de vista del Yoga Shivaita Cachemira, de la escuela procedente del Advaita Vedanta del hinduismo, donde casi todos sus temas rondan en torno a esta óptica: alcanzar y no-intención, dirigir y no-buscar, conseguir resultados y no-pretensión, el hacer y el no-hacer. Los temas que desarrollo en este trabajo son los siguientes:

Que es el yoga y que no es el yoga.

El Yoga del Shivaismo Cachemira.

El Yoga en relación al control, el dirigir, el hacer, la intencionalidad, el buscar, pretender, alcanzar etc.

El Yoga y la atención al presente.

El Yoga y el sentir la sensibilidad, el cuerpo energético.

El Yoga en relación a las técnicas y los pensamientos.

El Yoga y el ego, su proyección en la imagen del yo-personal.

El Yoga la no- dualidad, la vía directa y la dualidad, la vía progresiva.

El Yoga la meditación y la dispersión.

10º El Yoga y el Amor, el Bhakti.

11º El Yoga en relación con el Ser, lo que Somos, lo Real y lo que no Somos, lo no Real.

De estos once temas y cuestiones que planteo, se plasman meras pinceladas que podrían extenderse mucho más, en la exposición de cada uno de los temas concretos. Cada uno de estos temas se podría exponer y leer independientemente, pero además los temas están totalmente correlacionados unos con otros. Los once temas forman un todoaunque sean independientes. Mi trabajo escueto ha sido recoger en cada tema simultáneamente también todos los demás, pudiéndose incluso en algunos casos transmutarse unos en otros. Para facilitar la lectura y reflejar esta interconexión se han marcado los términos interrelacionados en negrita.

En lo expuesto me adapto, en muchos casos, en términos personales, a lo que me ha sucedido y me sucede actualmente. Mi labor ha consistido en realizar una recopilación en temas diferentes, en la cual se refleja cual ha sido, es mi proceso en el Yoga y la vida.

Que es el Yoga y que no es el Yoga

El enfoque de este Yoga de trabajo corporal del Shivaismo Cachemira, propicia el dejarnos disponibles al despertar de la sensibilidad. Se denomina yoga, al trabajo corporal de sensibilización. Un Yoga donde desde su inicio comienza mirando hacia la Realidad de Ser, donde desde su estreno se acepta esta posibilidad de ser esta Realidad, de no-dualidad. Es un yoga donde al menos en mi caso, yo no lo he buscado ni elegido; sino que él me ha buscado y elegido a mí.

Desde el comienzo avisa que no hay nada que enseñar, ni nada que adquirir,porque el Ser Real es lo no-dual que ya está todo en nosotros. La no-dualidad significa que existe únicamente este Ser Absoluto y Real, por tanto no se puede enseñar y por ello este Yoga requiere cierta madurez, disponibilidad ya que nace en los buscadores de la Verdad, de lo Real.

Comencé la práctica del Yoga, porque percibí y entendí que existía algo de verdad, muy auténtico y profundo en mí mismo de Realidad Absoluta, y que lo confundía con el ego.Quería conseguirlo intencionadamente a voluntad, hacer de ello mi meta objetiva. Lo único que sucedió en todos estos años de práctica, fue el descubrir que la intención de alcanzar algo, era lo que apagaba esa Realidad que tenía, de lo más genuino.

Al principio creí que el Yoga era un medio, una serie de técnicas para intentar alcanzar la libertad y la plenitud, sin darme cuenta de que estas técnicas son meras expresiones de la libertad y la plenitud, no son la libertad ni la plenitud. En el intentar conseguir esa plenitud, creí que el Yoga me iba a ayudar a eliminar mi hostilidad y alcanzar la Paz. Fui siendo consciente de que cuando no podía hacer Yoga, no me lo permitían las circunstancias de la vida, esto en muchas ocasiones era la causa de todavía mayor hostilidad. Por otro lado había un gusto en la práctica del Yoga y la meditación.Gracias a la pasión y el fervor que sentía por su realización, su actualización me voy dando cuenta de un estar sin intención, sin ninguna necesidad de obtener resultados.

Todo Yoga que es intencionado es pura gimnasia mental repetitiva, de mera gesticulación, que al no ser creativo ni espontáneo, y al realizarse desde la imagen del yo-personal sirve para reforzar el ego. Esto tan fundamental no se tiene en cuenta, y en casi todos los Yogas no se sale de esta dinámica gimnástica, repetitiva desde la mente y del ego. En este estilo de Yoga no se le da importancia a la imagen personal, la entidad individual, conocido como el ego, no hay nadie que actúa en las posturas o asanas, no hay nadie que respira, ni nadie que medita.

Otro de los equívocos que ha provocado el Yoga exportado a Occidente, ha sido creer que existen métodos físicos, técnicas para realizaciones espirituales. Los textos hindúes cuando nos hablan de lo físico se refieren a algo muy distinto, a lo que entendemos los occidentales como dimensión sutil o sensibilidad del cuerpo en su globalidad, donde el cuerpo es un acto de meditación sobre Sí Mismo, con un valor de Ser Realidad en lo Absoluto. En Occidente se niega esta Conciencia de Sí Mismo en beneficio de unos ejercicios físicos, de una serie de conocimientos determinados, sin estar ligados al Sí Mismo permanente y que tanto nos lo atestigua el Yoga del Shivaismo, afirmándonos en el primer Sutra (aforismo) del Shiva Sutra de gran concisión y escueta claridad: “La Conciencia es el Sí mismo”.

Entrando ya en la práctica de lo físico, las asanas (posturas) he ido tomando conciencia de que cuando mi cuerpo está más tenso, menos consciente soy del instante sensible y que cuando el cuerpo se encuentra más suelto, abierto en la percepción sensorial de las tensiones, es cuando mejor percibo las tensiones, las articulaciones del instante presente. Es cuando los músculos comienzan a soltarse, relajarse, es cuando desaparecen las resistencias, las carencias de la psique, y es cuando toda la energía comienza a distribuirse por todo el cuerpo libremente, porque si no, no sería consciente de ello, de esa sensibilidad.

Un objeto se deja obtener, pero nuestra naturaleza auténtica de Ser no se puede obtener, ni se deja llevar por la objetividad, ella Es. En muchos yogas esta naturaleza de Ser, se desea obtener exclusivamente a través de los objetos, de las técnicas. Partir de aquí es un grave error, porque sucede al revés, me explico: a través “del hacer”, del esforzarse, del identificarse con los objetos, las técnicas, es donde el ego actúa y se recrea. Es justo al contrario a través “del dejar hacer”, del dejar de “intervenir”; al partir de aquí al ego no se le alimenta, aquí no hay ego.

En su comienzo al practicar el Yoga en las asanas, iba con la finalidad de liberarme de las tensiones y el trabajo corporal aparecía en la superficie. Se parte de esta deficiencia inicial que es natural, pero más tarde se liberará siendo consciente de las tensiones por sí solo, por sí mismo. Entonces ¿qué nos aporta el Yoga? No nos aporta nada, si no sale, se hace, ni se manifiesta, desde el ser consciente a la atención del presente.

En el presente no tienes que buscar nada, ni tan siquiera la liberación, aquello mismo de lo que eres presente, lo Eres, dicho de otra forma el presente te busca a ti, no tú a él. En el Yoga hay que ser capaces de hacer la postura sin hacerla, sin la imagen personal del yo, hay que verificar que no hay nadie en el asana, que la imagen del “yo” que tenemos de nuestro cuerpo, no es la sensibilidad sutil de nuestro cuerpo energético, sino que es el llamado cuerpo denso y pesado.

Este Yoga es el descubrimiento de ver, de escuchar como estoy rechazando continuamente, diciendo que “no” a lo que Soy. No es colocar, ni dirigir la atención hacia el yoga; sino hacia mí mismo, hacia la propia atención y que todo resuene en mí, la pose, la respiración o el pranayama, la sensibilidad etc. y cuando aparece la depresión, angustia, esté sintiéndome en mi mismo. Esto es el Yoga, ver y descubrir en la escucha, mi propio funcionamiento, investigar mis condicionamientos por mí mismo, algo que en los yogas clásicos no se le da la importancia que merece.

Bastantes veces al terminar una sesión de Yoga me he sentido decaído y perdido, gracias a que el trabajo corporal de sensibilidad se ha hecho fluido y libre de tensiones, verificando que no ha existido ninguna intencionalidad por mí parte, sino simplemente he sido consciente de sentirme decaído y perdido, en ese presente de carencias, y éstas me han devuelto de nuevo a mi mismo: a ese instante presente.

e llega en un momento al ponerse a enseñar este Yoga, en que no se podrá querer enseñar, ni se sabrá enseñar, ya que no se puede enseñar nada, sino es viviéndolo. Solamente el que enseñe puede ser un instrumento, como un tambor de música, donde todo lo de fuera y externo resuena en su interior. Jean Klein nos decía al respecto: “puedo llevar los caballos a las hierbas finas del campo, pero no puedo comer por ellos”.

Tanto al meditar como en el Yoga, en las asanas corporales, me doy cuenta que al quedarme en la escucha, a la espera de la aparición del siguiente pensamiento, enseguida produce una estable manutención de atención a lo que acontece en el presente. Al darme cuenta del pensamiento conscientemente, me hace situarme en el presente de inmediato, la cuestión luego es que esté presente se pueda mantener de una manera continua, y estable, no tan sólo parcialmente. Lo que aparece y es visto en el cuerpo y la mente está en la Atención, pero la atención no está en el cuerpo, ni en la mente que aparece y es visto.

Si uno no se entrega del todo a las visitas que le vienen del Ser Supremo, es señal que todavía está más a gusto en lo fenoménico, en los objetos, siendo uno mismo el que se aleja, el que se desconecta, nunca el Ser. Él siempre está en nosotros. Por estas cuestiones, este Yoga Cachemira pertenece a las minorías, que tienen cierto discernimiento, que están listos para su percepción, es bastante selecto y difícil, porque la mayoría estamos identificados más en lo fenoménico y en los objetos, que con el Ser Supremo.

El Yoga del Shivaismo Cachemira


El Yoga del Shivaismo Cachemira proviene del Advaita Vedanta, la enseñanza del nacimiento fundamental de la no-dualidad, en la que nos evidencia que el ser individual, lo que Soy es idéntico a la Realidad Absoluta y que sus semillas son la atención al presente, que nosotros ejercitamos a través de la sensibilidad, en las asanas y demástécnicas del Yoga. En el Yoga del Shivaismo Cachemir se proponen métodos y conocimientos de Yoga originales, a veces desconcertantes y sorprendentes.

En el Yoga Cachemira las asanas no se diseñaron para tener efectos fisioterapéuticos, como la mayoría de los yoga Occidentales, no es un Yoga meramente para la salud física y psicológica, ni para mejorar o estar bien en la vida personal; aunque esto suene raro para muchos, es así. No es un Yoga, una vía que requiera creer, es un yoga que requiere evidenciar, experimentar sin experimentador, sin la imagen personal del “yo-ego”. Muchos ya de entrada sienten miedo de perder, disolver su propia individualidad, la confunden erróneamente, viendo la no-dualidad como algo separado, cuando es todo lo contrario es la Esencia de Ser, de todo lo existente, es incluyente no excluyente, no se pierde nada, se gana todo.

Es un estilo de Yoga duro, radical que nos deja sin referencias. Es difícil de comprender para el que no tiene el suficiente campo de claridad, de discernimiento. Parece difícil porque de entrada manifiesta que se empieza por lo último, pero a su vez aparentemente es el más fácil y directo, ya que consta simplemente de observar que no estamos atentos, y en esos precisos momentos ya volvemos a estar atentos, para apuntar a lo que Somos: la Realidad Absoluta.

La perspectiva del Yoga Cachemira, consiste en un profundo observar y escuchar, sin interferencias mentales. Cuando la mente mejor funciona es en el presente, es cuando menos se piensa, pero también un pensar consciente ya es presente.

En el Shivaismo se plasma más lo que no Somos, vía destructora dejándonos sin referencia alguna; pero también apunta continuamente a lo que Somos eternamente. Esto sucede cuando se abandonan y se liberan los conceptos incluido el de Dios, entonces es cuando uno está en el umbral de lo no-dual, antes de esto hay que echar muchas lágrimas de Amor por no ver, ni Ser esa Realidad que Somos. Mientras tanto seguiremos investigando en ver, que la percepción es sensibilidad y su fundamento esencial es la de revelar al que percibe, al perceptor, siendo él mismo la Realidad de Ser.

Este Yoga lo que nos trasmite es que no hay nada que enseñar, ni nada que adquirir, como dicen los textos de la Karika y los Upanishads “nada ha nacido jamás”, esto que desde la dualidad nos suena a locura, en la no-dualidad es el Ser. Está enseñanza del Yoga del Shivaismo Cachemira, pone el acento en lo que no puede ser enseñado, en lo que es inexpresable, nadie enseña, solo hay enseñanza, no hay nada más. Por eso un maestro que se toma a sí mismo por maestro, necesita de aquellos que se toman a sí mismos por discípulos, el verdadero maestro lleva a su discípulo a entender que no hay nada que enseñar.

Lo no-dual en La Realidad se sabe que no es Uno, por exclusión de lo múltiple, es simultáneo y en la práctica sucede cuando llega la pregunta esencial: ¿qué es lo más importante para mí?, ¿la Verdad Real, lo no-dual o la imagen personal, lo dual?Así iremos discerniendo que la Realidad nunca está en los objetos, en lo percibido del yoga; sino en Mí, el perceptor, el observador o el que ve. Por supuesto que existen diferenciaciones, pero todo es no-diferente, simultáneo no puede ser conocido fuera de la Realidad Última de lo Absoluto.

Muy pocos seres humanos tienen la capacidad, la madurez necesaria dice Eric Baret: “para que después de pasar 20 años y quizás más, después de pasar tanto tiempo siendo perseverantes en la disciplina, se dan cuenta que no han conseguido nada.” Esto es el Yoga Cachemira observar sin intención de cambiar nada, solo practicarlo por la Alegría, donde la aspiración profunda es precisamente dejar de pretender, el arte de este Yoga es no-pretender, y sucede precisamente cuando te das cuenta, que no has conseguido nada.

La más brutal sensación esta en el instante, es ver hasta qué punto esquivo la sensación con el pensamiento, incluso lo esquivo ante el comentario conceptual, e interpretativo de que existe algo Superior o Real. El querer obtener, buscar seguridad a través del Yoga provoca miedo, lo que temo me reaparecerá siempre, mientras tenga la necesidad de resolverlo, es que está en el inconsciente. Esta es la paradoja, perdurará hasta que no lo vea claro en el presente, en la ausencia de la persona, ahí ya no existe el miedo.

El respirar, las posturas se practican en la mayoría de los yogas, con el objetivo de serenar la mente. En el Yoga Cachemira al igual que en el Advaita no-dual, se utilizan más de una manera inversa, primero serenar la mente, para así relajarse espontáneamente sin esfuerzo en las posturas y en la respiración, etc. ¿cómo saber si la práctica del Yoga es correcta? Si se estuvo despersonalizado, si se hizo sin nadie, esta es la práctica correcta. Estuve y se hizo la práctica del Yoga, pero no estuve “yo”, es decir estuve sin el ego.

El Yoga en relación al control, el dirigir, la intencionalidad y el pretender alcanzar

Aquí en el Yoga Cachemira no hay nada que controlar, ningún objetivo, nada que conseguir, obtener, ninguna intencionalidad, pretensión de nada. Este Yoga por supuesto que también utiliza las técnicas en su práctica, pero sin la intencionalidad en ellas, no se va en busca de resultados. No busques el Yoga, simplemente dale la disponibilidad y el permiso, para que sea el Yoga el que te busque, te elija a ti. No vayas tú al yoga deja que el yoga venga a ti. Dejar que vengan y conocer las tensiones en el trabajo corporal, es ver como existe intención, al ser conscientes de las tensiones de inmediato la intencionalidad pierde su fuerza.

No se hace el Yoga para Ser, aquí no hay intención, realizo Yoga porque Soy. No se busca la plenitud en las asanas, pranayamas o en la meditación que hacemos, porque no podemos buscarnos a nosotros mismos en las actividades, porque ya lo Somos. Cuando en mi práctica soy consciente que busco y rebusco, llegando al final al darme cuenta que no hay nada que pueda encontrar, en ese instante presente el que busca se encuentra en tanto que buscado, Klein le daba suma importancia a esto respondiéndonos: “esto vale oro”. Este yoga no se utiliza como un medio para alcanzar la última Realidad, se comienza al revés, a la inversa, es decir por lo último. Este Yoga nace de la necesidad de liberarse de toda intencionalidad, incluida la de alcanzar la última Realidad.

En el Yoga Cachemira no se le da tanta importancia a las técnicas, ni se deja la búsqueda de la Realidad de Ser para lo último, como se deja en otros Yogas, pues el Ser sopla aquí desde el principio. En este Yoga se le da la importancia a la Realidad de Ser, se parte de ser consciente que ya la Somos, que lo que Es no puede dejar de Ser, porque es y esta así desde el principio. No se puede dejar para lo último lo que es desde el principio, por eso aquí se aparenta que se empieza al revés, de lo que hacen otros Yogas.

Después de mucha práctica de yoga me fui dando cuenta, a través de la exploración de la sensibilidad corporal, de que casi siempre estaba interfiriendo, intentando controlar y dirigir con las técnicas, tanto en las poses de las asanas, respiraciones (pranayamas), como en la meditación. Hasta que fui consciente que esto era a la inversa, que era la postura, la respiración, las meditaciones las que se deben dejar dirigir, por la atención al presente en ellas mismas. Es decir, teniendo en cuenta que todos los objetos del yoga y sus técnicas están y aparecen en uno mismo; pero uno mismo no está en ellas. En el trabajo corporal iba viendo muy claro, el discernimiento de cuando estaba intentando algo, estaba en tensión y pensando, a cuando estaba en el presente sintiendoesas limitaciones, tensiones que se disolvían junto a los pensamientos.

Cuando el Yoga es el arte de dejar hacer, de estar aquí para liberarnos del “hacer” y no apropiarnos de nada, me daba cuenta cómo en el yoga trataba de apropiarme de casi todo, cuando el yoga apunta a no pretender ninguna apropiación, ni tan siquiera de ninguna de sus técnicas o experiencias. El que se apropia siempre es el ego con su mano pretendiente, desde el cuartel de control. En el Yoga se da mucho en lo que es la práctica (sadhana) de sus técnicas, el creerse ser el autor de la acción o el ego, el hacer y el querer conseguir o tener el fruto en la acción, confundiéndolo con lo que es el Ser Real y hacia dónde debe apuntar, mirar el Yoga.

Antes era consciente de cómo deseaba y estaba casi siempre pretendiendo conseguir, intentando cambiar y hoy me doy cuenta que basta con estar atento al presente, que todo así es nuevo en cada instante, no repetitivo. Me daba cuenta que no podía atravesar el paso a la meditación, con la voluntad. Me percataba que si quería dirigir, el que quería dirigir era el ego, el “yo”, que formaba parte de mi condicionamiento. Sigo y estoy en ello discerniendo por ahora, en este no-intervenir, no-pretender dirigir y dejarme llevar por este dejar hacer.

Pensar es el miedo a sentir, pretender es pensar, es el miedo a no sentir lo que va saliendo en el trabajo de sensibilidad del Yoga. Cuando me estoy dando cuenta que siento este miedo, la depresión, lo que sucede es que ya no soy ese miedo, ni esa depresión. ¿Puedo admirar, vivir en el asana sin pensar, sin esquemas, ni referencias?, ¿puedo estar sin pretender nada un instante y estar completamente en el presente?, ¿puedo no-pretender que pretendo el presente? Hasta queremos hacer de la práctica del Yoga, de la no-pretensión otra nueva pretensión, de la no-intención otra intención más. Si se está libre de la intención, se está libre del ego, de la persona, no hay reacción.

Debemos explorar y saber discernir en la práctica corporal, cuando estamos en la intención de cuando estamos en la sensibilidad, en la emoción. La mayoría de los enfoques en los yogas clásicos, esta sensibilidad, emoción o tensiones en el cuerpo se rechazan y no se tienen en cuenta, para explorarla, ni se aprovecha para descubrirse a sí mismo.

No se puede serenar ni apaciguar la agitación de la mente, ni de los pensamientoscon cualquier intento volitivo, por muy hermosa que sea la técnica, toda intención en ella nos creará mayor agitación mental. Una mente controlada no puede ser nunca libre.Ahora, esto tampoco quiere decirnos, que las técnicas del Yoga, sus posturas, ni sus respiraciones, no nos sirvan de ayuda, para quienes todavía no podamos equilibrar directamente la mente. Es más en algunas escuelas del Tantra del Shivaismo Cachemira, nos confirman y nos presentan disciplinas férreas, de apariencia dura en las técnicas del Yoga, que son realizadas libres sin vulnerar el gozo pleno.

entrega debe ser un acto de Amor en la sensibilidad del Yoga, debe ser como un acto sublime de perderse en las posturas, en el respirar, en el meditar, como algo que no puede ser controlado desde el ego, el control individual; debe ser un actuar sin intencionalidad. Lo que busco es lo que Soy, si comienzo a buscarlo hay intención, por lo tanto me estoy alejando de la esencia que Soy. Klein contestando a esto nos lanzaba esta cuestión: “¿cuál es mi mayor deseo por encima de todo?” la respuesta a esto será la que me traslade a la disponibilidad, honestidad para así percibir con mayor claridad, qué es lo que más deseo.

El yoga y la atención al presente

Lo importante del Yoga, lo mismo que en la vida cotidiana es ser conscientes, de que no estamos atentos, de darnos cuenta que estamos buscando aquello que ya está en cada instante, que lo que más necesito en la vida está justo en este instante. He de ver que no tengo nada que alcanzar en el yoga, ni en la vida, ni tan siquiera con la atención, partiendo desde una actitud de “no sé nada”, ni tengo nada que conseguir. El recurrir a querer conseguir algo, aparecerá en la sensación que me viene de la imagen del yo-personal, el ego. Al ego le da un terrible miedo vivir en el “no sé”, pero en el atender esta el discernir y comprender, no se puede discernir si no existe en sí mismo la atención.

La atención no aparece en los objetos, asana, pranayama, yoga; sino que son los objetos donde aparecen en mí atención, entonces me encontraré a la atención en mí mismo, en ese sentirse atento a mí mismo. Esto causó un giro trasformador en mi interior, pero ¿atento a qué? Al único presente que concurre, que acontece. No estoy presente a algo (asana, meditar etc.), sencillamente estoy presente a la Presencia misma de la atención, donde aparecen todos los objetos.

En esta situación veía una y otra vez, que iba intencionadamente como un loco, queriendo alcanzar y vivir ese presente de atención, hasta que me di cuenta de su imposibilidad, porque es imposible no vivirlo, porque siempre estamos, somos ese presente. Sino vivimos este presente es debido a la des-orquestación, la dispersión y el desgaste de las energías en la sensibilidad del cuerpo, debido al esfuerzo que requiere el querer controlarlo todo, desde el poder del ego. La propuesta de la re-orquestación de estas energías es captar la sensibilidad en este Yoga.

En el enfoque de Yoga del Shivaismo Cachemira, no es ir a buscar la atención, dirigirla atención hacia algo, algún objeto, como la pose en el asana, en el pranayama o en el meditar. Estamos atentos a nuestra Atención, al perceptor, a quién percibe, nada más. Es el arte de dejar que ella, la atención, se encuentre a sí misma, no se puede buscar ni conocer la atención en nada, ¿por qué? porque ya la Eres, entonces ya no se busca tanto estar atento, te das cuenta que no se puede buscar y esto es la atención al presente, la verdadera meditación.

Estamos buscando experiencias, cuando el conocerse a sí mismo es una no-experiencia, un no-estado, entonces, ¿por qué nos surge la ansiedad de permanecer, de querer ir a la atención de ese presente que nunca nos deja? Pues porque ya estamos siempre en el presente. ¿Acaso no es el tener miedo a ser conscientes de que siempre estamos viviendo en ese presente? Esta pregunta es una respuesta que debe ser contestada por uno mismo.

Un retoque sobre el presente: creí durante mucho tiempo, que el presente era no estar agitado, era estar con la mente detenida, hasta que me permití estar presente en la observación, de la propia agitación y descubrí que eso también era el mismo presente. Me di cuenta, que lo que me agitaba era el no querer estar agitado, el no poder detener la mente y que este darme cuenta, me restablecía en el propio presente, en el umbral de la entrada a la meditación.

Era cada vez más consciente de este presente, incluso, que cuando me daba cuenta que dejaba de ser consciente del propio presente, seguía a pesar de todo estando en el mismo presente de Ser. Que no existía nada en la vida, que podía desconectarme de ese presente, por lo tanto que si intentaba alcanzar y llegar al presente, no sería a través de ninguna técnica, que sólo puede ayudarme a descubrir la entrada a Ser lo que ya Soy siempre:Presente a esa Presencia de Realidad Absoluta.

En este presente me di cuenta de la intencionalidad del ego, como estaba en medio por un lado, y por otro lado me indicaba que en el presente no existe ego, que a su vez al darme cuenta del ego, de la apropiación, estaba de nuevo en el presente. Me di cuenta que hay que ser consciente de esto muchísimas veces, pues el sentido de “yo” desaparece cada vez que se está en el presente. Esta cuestión es muy importante y se nota cuando se está en el presente, porque no lo nota nadie, ya que no hay nadie. Entonces ¿cuándo estoy en el presente? Estoy en el presente cuando no lo noto, se Sabe presente pero no hay nadie que lo note, que lo perciba.

Sentir sin el ego es el verdadero sentir, no hay pensar hay presente, aunque sea tristeza, cuando hay observación, en el presente del cuerpo sensible, del asana en el Yoga,no hay pensamiento. El presente ya es pasado cuando pensamos en él. El ser humano no conocerá la verdadera atención, hasta que no se dé cuenta que existe una Atención que le tiene a él mismo. Debemos aceptar la posibilidad de que existe una Atención silenciosa sin objeto, sin ningún concepto, ni perceptor personal, donde se es el perceptorsimultáneamente en todo lo percibido y esto solo es posible sin el ego. La apertura a la percepción del instante de cada presente, también es la no apertura a vivirlo, a no aceptarlo, la aceptación completa incluye también la no-aceptación de ese momento, de esa situación concreta.

Iba reconociendo cada vez más claro que el ego, era quien quería ser el protagonista de producir el guión, de cómo debería ser mi presente en cada instante. Me he dado cuenta tantas veces de que el sentirme dolido, enfadado, era porque en ese preciso instante, no me encontraba en el presente; sino en el guión del ego, por lo que en ese instante sucedía paralelamente, que me reintegraba de nuevo al mismo presente de siempre: al de la morada de Ser. Intuyo y es verdad, lo evidencio con mayor certeza, que estoy siempre en el presente pero…. Que poco lo utilizo, lo vivo.

Es muy difícil sostenerse establemente en estar atentos, simplemente se puede contemplar que no estamos atentos. Uno de mis mejores maestros en la práctica del Yoga,ha sido y sigue siendo precisamente el darme cuenta continuamente, de que no estoy atento, de que no estoy presente, esto simplemente me devuelve de nuevo a estar atento de ese presente y así volver a apuntar hacia mi origen de Ser. ¿Dónde estoy más?, ¿en la atención de lo que me gustaría Ser, en la Alegría de vivir, o en lo que me impide vivirlo, la queja, el rechazo?, ¿Qué decido?, ¿coloco la atención en el presente?, ¿dónde tengo situada, distribuida la atención?, ¿en el ser consciente? Son preguntas para cuestionarse y contestarse a sí mismo, para conocerse, que deben investigarse en el Yoga, en el descubrirse lo que Realmente Somos.

¿Habéis experimentado que sucede cuando uno se mantiene en la atención, sin ninguna interrupción estando un largo tiempo en el presente? Una de las cuestiones que suceden, es que uno se siente raptado por la no-dualidad, según los que lo han evidenciado o están ya continuamente en ella. Pocas veces he evidenciado esto de forma continuada, donde todo lo observado es uno con el observador simultáneamente, lo que para mí es la no-dualidad y ciertamente se ha producido, después de mantener la atención un largo tiempo en el presente. Esto es lo que fluye conociéndose conscientemente, es el salto previo a lo Real que Somos. En la no-dualidad el observador siempre está aparte de lo observado, porque todo lo observado está siempre en el observador.

Entre los espacios de los pensamientos, aunque sean breves instantes existe presente, el presente es darse cuenta hasta que estoy pensando. Darse cuenta que no estoy en el presente, es estar ya en el presente. Pero aclararía, que el presente para mí, no es estar pensando en el presente. ¿Qué queda de ti si te miras desde el instante presentedonde la Realidad es consciente? Esta pregunta me ha llevado más allá del querer pensar en el presente. He ido percibiendo que los miedos, los conflictos han desaparecido, se han liquidado y que no queda nada de mí, quedo sin referencias, hay no queda dependencia, ni ego, surge y reaparece rebosando vida lo que queda de mí: la Realidad Absoluta.

Por otro lado tomaba conciencia, de que no era lo que normalmente hacía y me sucedía en la práctica: no era luchar contra el “yo”, que no era aniquilarlo, era consciente de que la única manera de liberarme que tenía a mano, era el presente, era ubicar la atención en el único punto en el cual el “yo” no vive, que es en el presente. Veía curiosamente como se daba está paradoja: “por una parte, aquello que echo en falta que Soy, en el mismo instante por otra parte, sigo sin darme cuenta de que estoy siendo en este presente”.

Terminando este tema, es importante asumir de verdad la posibilidad de que podemos, tenemos y estamos siempre en la oportunidad de ver, vivir toda la Vida en un presente instante, es tener una clara constatación de que en ese instante Somos la Realidad Absoluta y hacer de ese instante lo más fundamental de nuestra vida, como si cada instante es y fuese la propia eternidad. Esto en relación al Yoga en el acercamiento corporal, en el descubrir la sensibilidad es lo mismo, es lo que se presenta en cada instante y es la única Verdad Real que Soy, es la vuelta a mí mismo y que puede ser lo más hermoso que nos pase en la vida, lo más excelente es: “este descubrir que sentimos en cada instante presente”.

El yoga y el sentir la sensibilidad

Otro de los factores imprescindibles en el Yoga Cachemira es la sensación, la sensibilidad. Una sensación sin sentirla, no queda nadie para sentirla, la siento pero no la Soy, Eric Baret lo expone así: “la emoción esta en ti; pero tú no estás en ella, no eres la emoción, no estamos depresivos sentimos la depresión”. En este sentido me noto, que cuando estoy sintiendo la depresión es que estoy en la atención, discerniendo y al estar en la atención me doy cuenta en mi mismo, de mi depresión, es decir, que la sensibilidad es una expresión de sí mismo, que el sentir no es ningún pensamiento. Esta sensibilidad es la que toca y viaja a las capas profundas de resistencias, liberándome de ellas. Entonces me noto que al sentir el miedo a fondo, es verdad que siento el miedo, pero no estoy miedoso, no soy el miedo.

En un principio era consciente que al abrirme a sentir el miedo, era claro que había sufrimiento, tristeza de estar depresivo y que al contrario si intentaba no sentirlotambién sufría, pero mucho más, hasta que di un paso adelante y me planteé, ya que me estaba sucediendo, ya que era real y estaba en el presente, que no ponía la atención en desear que no sucediese, sino que ponía la atención en apuntar a sentirlo y sufrirlo.Puesto que era real, que así lo sentía, al sentirlo de verdad iba constatando, que se va disipando el dolor y el sufrimiento. Cada vez que sale en mí el miedo de sentirme,“siempre Soy presente”, y lo constato, entonces me pregunto: ¿Por qué no puedo sentir, lo que ya estoy sintiendo? Observo que casi siempre quiero sentir, algo mejor de lo que siento en el presente, evitando sentir lo que realmente estoy sintiendo, negando lo que siento, lo que hay detrás de cada emoción.

Hasta que no sienta el cuerpo y mis emociones estaré condicionado por ellas, si no siento el cuerpo quedaré identificado, “soy el cuerpo”. Pero en este condicionamiento puede aparecer el sentir una profunda libertad, “la que Soy”, pero si intento Ser más libre, más condicionado estaré, más identificado me sentiré. Para ello cuento con la energía del cuerpo, que al hacerla consciente se siente y esto es una sensación, este es el camino de la liberación de todo condicionamiento, a través de la sensación corporal en el Yoga Cachemira.

Normalmente se intenta primero aquietar y serenar la mente, Jean Klein decía que es mejor partir, primero de la sensación corporal y nos invitaba al Yoga Cachemira, pues un cuerpo en calma tiene un efecto tranquilizador sobre la mente. Veo y me doy cuenta que cuando permito hacerlo así, la mente se detiene y se serena antes. Casi todo en el Yoga, como en la vida, “queremos hacerlo” pretendiendo llegar a ser algo, a obtener resultados, si esto sucede en las asanas hemos de constatar que estará interviniendo la mente, el yo-personal. Comprobaremos que es verdad que se logra elasticidad, serenidad, sobre todo al principio de la práctica del yoga, pero no se debe confundir diciendo que esto es el Yoga, es una parcela mínima del Yoga.

Tenemos una larga práctica en muchos casos, de total preparación y disponibilidad donde sentimos, que las asanas de entrada están habitadas en todas articulaciones y sensibilidad global del cuerpo, por la sensación, el sentir. Deberíamos acudir siempre a está sensibilidad del instante presente. El asana en el movimiento o en su inmovilidad, siempre debe estar habitado por la sensibilidad, y la sensación vacante de pensamientos, donde vamos descubriendo que la imagen personal del yo, que tenemos del cuerpo, no es esta sensibilidad de sentir que proponemos. Sino que es esta sensibilidad de sentir el cuerpo táctil o vital, llamado y conocido como el cuerpo energético, no-sólido, no-denso, es donde ya no existe la imagen del yo-personal.

No debemos apropiarnos del sentir, en el momento que comentamos o interpretamos: “ya estoy sintiendo, ya estoy en la tranquilidad”, ya es pensar, ya no es sentir. En cuanto uno está peor, más angustiado se siente, más necesidad de pensar, enjuiciar e interpretar tiene. Es un círculo vicioso, en el que si no se profundiza en la causa de ese sentir, nos mantendremos sin salida, sin solución.

La masa de resistencias del cuerpo es sensible, por lo tanto en la misma sensación se puede viajar, y tocar las capas profundas de las carencias, que se reflejan en las tensiones del cuerpo: miedos, angustias etc. y liberarlas. La solución no es querer cambiar estas carencias. Al explorar sobre esto, fue sorpresa descubrir que el cuerpo físico no existe, me refiero al denso, pesado, es un pensamiento, y que la dureza del suelo es otro pensamiento más y en sentir no hay pensamientos. Al descubrir cómo estaba identificado con mi cuerpo y mente, desde está observación se fue creando una brecha de visión, que suponía la transformación de mí por sí sola, pero no era una observación solo en los objetos de nuestra observación; sino en la observación misma del perceptor.

Otra cuestión que debemos tener en cuenta es el discernir: “qué” siento, de “quién” lo siente ¿qué es lo más importante? Esto se contesta indicando: que el “quién” siente no varía nunca, siempre es el mismo, es inmutable y lo “que” siento está variando, cambiando siempre. En la emoción, en el sentir, el ego pierde su control, no se piensa. Si sientes es que no existe ego, pero si el ego domina la situación te darás cuenta, que huyes de sentir la emoción, el ego no te permitirá, no te dejará nunca que expreses tus emociones. Voy tomando conciencia, que cuando surge una emoción profunda en mí, en la que me quedo sin referencias, sin que me sirva nada, es una gran oportunidad, para permitir la entrada a lo profundo de Ser.

Otras veces en la práctica lo que me sucede es al contrario: es que me doy cuenta que me encuentro en las referencias, en el control y me surge el miedo, me surge cerrarme a la emoción, evitando afrontarla. Me sucede que cuando tengo y siento el miedo quiero entenderlo, en lugar de sentirlo. Inclusive cuando siento que no me puedo sentir, que estoy en la mente todo el rato, y me doy cuenta de nuevo, ya es sentir “que no puedo”, vuelvo a ser consciente presente de mi mismo. En estos momentos en especial, es cuando me sirve el Yoga, para abrir los canales de dicha sensibilidad, a sentir esta emoción, miedo.

No hay que querer cambiar nada, no hay que querer cambiar el sentir y muchas veces el miedo a nuestras emociones nos produce violencia, donde el miedo es el causante, es el contagio que ocasiona la violencia en nosotros. En cuanto la vivencia en la sensibilidad corporal es más considerable, menos necesaria será la práctica del Yoga y en cuanto mayor sean las tensiones, la agitación mental se deberá tener más en consideración el Yoga.Cuando estoy en un estado de Conocimiento, es cuando capto que siento que no puedo sentirme, y de nuevo me devuelve a lo que es el sentirme; pero si no puedo, no pasa nada, es el paso a liberarse.

El Yoga en relación a las técnicas y el pensamiento

En la práctica inicial del Yoga en todas sus técnicas, he ido siendo consciente, con toda claridad de cuándo y cómo estoy pensando, hasta ver como desaparecen los pensamientos, quedándome en un vacío, ausencia de pensamientos. Preguntándome: ¿porqué continúo pensando?, ¿cuándo sé que eso que pienso en ese instante, no lo necesito, no es necesario?, ¿Cuántas veces estoy pensando en cuestiones que no merecen ser pensadas?, ¿cuándo sé, que es un terrible desgaste y dispersión de energía? Este darme cuenta va creando pequeños espacios de ese vacío, de esa ausencia de pensamientos, donde se ve la no-necesidad del pensamiento.

En la vía progresiva, se percibe la eficacia de esos pequeños espacios de vacío, que se dan de un pensamiento a otro, lo que es el entrenamiento del comienzo a la meditación.Ese espacio entre pensamientos es un abrirse, al itinerario del camino hacia lo Eterno de la Realidad, del Ser. Otras veces esos espacios los confundo pensando, que ya no pienso y este pensar que no pienso, sigue siendo un pensamiento más. Aquí noto que se me cierra el camino al Ser Real, pues el pensar en el Ser Real es un pensamiento más, entonces me doy cuenta que no sirve de nada, que es pura conceptualización.

Una cosa que he ido constatando ha sido que las etapas, clasificaciones y las técnicasson necesarias al principio en todo aprendiz, que la acción es voluntariosa, donde se requiere determinación y cierta disciplina. Pero hay que tener en cuenta, que al final las técnicas y sus etapas, pueden terminar siendo una creación más de la imagen personal, del ego, que existen en la mente, no más allá de la mente; no existen en la Realidad de Ser.

En la vía progresiva no se puede progresar a lo Real, no hay medios para alcanzarlo, en las técnicas tenemos todavía la creencia de que hay algo que alcanzar, obtener. Las técnicas son para verificar en la mente con claridad, cuál es el conflicto real que genera todos los demás conflictos y ayudarnos a solucionarlo, esto ya es mucho, pero hemos de saber que no se va más allá de la mente y el pensamiento, a la Realidad Absoluta.

Entre tanto es importante observar, las ocasiones en las que el pensamiento se detiene, y no desear forzar ni controlar a través de las técnicas de Yoga, (respiración, posturas, etc.) ya que esto de ver como se detiene el pensar sucederá continuamente, hasta que en la propia observación queden absorbidas las técnicas. Esto sucederá cada vez que la detención, la no-fluctuación de los pensamientos sea más estable, con la atenciónsostenida en esos instantes presentes.

Buscamos en las técnicas el encuentro de los estados y los objetos externos, pensando que ahí se encuentra nuestro Ser Real, cuando nuestra verdadera naturaleza de Ser, está en nosotros mismos. En casi todos los yogas occidentales se enseña el Yoga, se utilizan las técnicas, la respiración las asanas y demás para sosegar la respiración, y calmar la mente, como meros ejercicios que no nos llevan muy lejos, no nos llevan más allá de la mente, de la técnica y ni tocan lo fundamental de lo que Somos.

La mejor técnica es la escucha del impulso de la urgencia de transformarse, este impulso viene del Ser, de ahí las ganas y el gusto que uno lleva dentro, en su interior, en la práctica del Yoga. No obstante hay que tener en cuenta que es verdad, que las técnicas nos liberan de muchos problemas, carencias; pero a la larga nos darán nuevos conflictos, mientras siga estando el conflicto base de la psique sin resolver. Querer desquitarse de los problemas significa, que todavía existen carencias que no se comprenden, significa que no se han sentido, ni se han discernido lo suficiente en la sensibilidad de la práctica del Yoga.

Las técnicas nos sirven de poco para descubrir la Realidad de la Verdad. La Verdad Es, no se puede conocer. La finalidad de las técnicas, es en realidad poder llegar a prescindir de ellas, y el estar practicando toda la vida, nos indica que no hemos superado, aún el período de entrenamiento, de preparación que requiere el Yoga. Cuando veo, percibo que las técnicas me sirven, me liberan, sosiegan la mente, lo que hago es utilizarlas; en cambio cuando veo que me crean hábitos, dependencia y cansancio las dejó. La técnica sirve si acontece en el presente, en cambio, cuando no acontece en el presente, y soy consciente de vivirla como una carga pesada, repetitiva inmediatamente me detengo y dejo la técnica.

Esto no quiere decir que no se deban utilizar las técnicas, a nuestro servicio y ayuda cuando sean necesarias, al igual que son necesarias el recibirlas de maestros, que van más allá de las técnicas, y nos las trasmiten. Pero no tienen nada que ver con las practicas de técnicas, que se realizan desde la repetición de la mente, de la memoria, que aunque estas enseñanzas sean no-duales o de la vía directa serán nuevos conceptos, que nos servirán de muy poco. Las técnicas son necesarias y utilizables cuando se realizan sin esfuerzo de voluntad, sin el yo-personal, cuando se realizan en el presente.

Para aprender a tocar el piano, el tiro al arco o a patinar, sin duda es imprescindible la técnica. Pero en cuanto a Ser la plenitud, la Realidad que Somos es imposible alcanzarla con ninguna técnica. Pero por decirlo, darle una expresión, la única técnica es la del arte de escuchar y de observar, son los grandes purificadores, son los dos pilares imprescindibles en los que se basa el trabajo de la sensibilidad, en el Yoga Cachemira.

Era un error frecuente constatar la creencia de que la atención y el presente, irrumpía en mí en base a lo que hacía en la práctica de las técnicas, hasta que verificabaque la atención al presente estaba siempre en mí, por tanto que era un error pensar que me vendría de las técnicas, de lo que hiciera. Podemos detener los pensamientos mediante la disciplina y las técnicas, pero eso no será una mente libre.

El Yoga y el ego, su proyección en la imagen del yo-personal

También nos daremos cuenta tarde o temprano, que lo que nos sucede en la práctica del Yoga, es que al sentir y vivir la sensibilización corporal, existe una brutal inercia de proyectar la imagen personal, el ego. Esto que tantas veces nos sucede debemos constatarlo claramente con discernimiento, porque si no le llamaremos a esto hacer yoga, lo que es el yoga. EL yoga es justo todo lo contrario, es hacerlo sin la proyección personal y la mayoría de los profesores lo trasmitimos así muchas veces, por esto me parece tan importante darnos cuenta de esto, de este error, para no enseñar el Yoga desde el ego.

Es en el presente donde no existe este ego, hay una total despersonalización, no hay ego tanto en la acción, como en la no-acción, es la ausencia de nuestra imagen personal, el “yo”. Al actuar sin el ego, sin el personaje se le denomina presente, donde hay acción sin el actor. En las asanas, el Yoga vivido en el instante es cuando se percibe la intervención del “yo”, en ese intervalo, de visión, hay un espacio de espera donde este ego desaparece. La personalidad que actúa desde el Ser está libre de la persona, del ego. El ego es una tensión, son las resistencias incrustadas en el cuerpo, el ego es un miedo y por este motivo es muy importante el arte de explorar la sensibilidad del cuerpo, por este motivo las posturas del Yoga y la meditación no son una mera simpleza.

Sobre esta cuestión de identificación que tenemos con la personalidad, le planteé a Klein: no me siento capaz de des-identificarme del personaje, del ego. A lo que me contestó: “la persona nunca puede hacer desaparecer a la persona. La persona solo puede tomar ciertas iniciativas para despersonalizarse. La persona que se despersonaliza sigue siendo una persona, así que ignora totalmente a la persona, incluso te diría, que no intentes ni siquiera ignorarla, pues todavía existe acto de voluntad por parte del ego. Solamente ten conciencia de esos momentos de intencionalidad en la vida de cada día, quedarás libre de toda intención, porque es la persona precisamente la única que crea las intenciones”.

Esta contestación actualmente, me forja a ser más consciente, de cómo he intentado cambiar un pensamiento por otro pensamiento, cuando esto es imposible, porque el pensamiento es de la persona, y desde el personaje no se puede cambiar a la persona, es imposible. Luego Klein concluyó contestándome: “pero tengo la certidumbre de que tienes momentos en la vida, en las que no tienes ninguna intención, simplemente estás ahí y diría que sintonizas totalmente con esos momentos.” Lo que me ocurre es que son intermitentes, no estables.

Es natural constatar que continuamos en el ego, no pasa nada, a pesar de muchos años de práctica me di cuenta, que es normal, me costó comprenderlo que a pesar de tanta dedicación me seguía sucediendo, pero el ego es el último y el primer eslabón a la Realidad. El miedo a no existir, a no Ser nada es lo que crea la apropiación, es lo que crea el ego, creando a su vez nuestra imagen e historia personal, el miedo es lo que produce la historia que nos creamos, por eso nos cuesta tanto el liberarnos de los condicionamientos del ego. Y ¿Cuándo me sentía y me siento libre de los condicionamientos? Cuando era y cuando soy consciente de que estaba y estoy alimentando continuamente a este ego de mi idea de ser alguien, me encontraba y me encuentro libre de los condicionamientos del ego.

Normalmente en el Yoga y en la vida misma vamos contra el ego, sin ser conscientes de que el ego es necesario para observar y conocer lo que no Somos. Es decir, para descubrir lo que no Somos ni la tensión, ni el esfuerzo que ponemos con el ego en las posturas, al meditar, etc., el ego nos muestra lo que no Somos, nuestra identificación con la imagen personal. La escucha lo facilita, le da la bienvenida al ego conectándonos con la Realidad que Somos. Al ego hay que tratarlo con mucho Amor y se disuelve en el propio Amor al escucharlo.

Al ver el ego y conocerlo nos deberíamos abrir a descubrir lo que Somos, en cierta manera es como decir que el ego es necesario para apuntar hacia la Verdad, que el ego es también expresión de la Verdad; pero siempre teniendo en cuenta que el ego, ni ningún pensamiento pueden hacer desaparecer lo que Somos: esta Esencia de Realidad, porque lo que Somos no es el ego, ni los pensamientos. El ego, el “yo” es tan simplemente un pensamiento más de todos los que funcionan en la mente. Hasta el pensar en no querer pensar es también una apropiación del “yo”.

Un “yo” no puede nunca detectar la ausencia de pensamientos, porque es un pensamiento más, el “yo” no puede acordarse de los instantes que estuvo sin la imagen personal, sin el “yo”, porque el instante presente no está en el yo, el ego. Es muy distinto cuando me doy cuenta que estoy pensando, de pensar que no estoy pensando; es muy diferente sentir que pienso, que pensar que siento. Noto en mi mismo que cuando fuerzo en el Yoga, lo realizo con intencionalidad, hasta el punto de que me siento pensando, desde el pensamiento, pero no lo siento de verdad; en cambio lo que si noto, es que cuando siento el sentir sin pensar, desaparece fulminante el pensar.

Entonces la cuestión es: ¿por qué vivimos tanto en el ego, el pensamiento y no en el Ser? Antonio Blay nos respondía esto mismo de otra forma que parece chocar con la vía directa: “uno que está muy identificado con el ego debería de momento, olvidarse de la Realidad Absoluta.” En mi opinión aquí entra todo el trabajo previo de la vía progresiva, y el trabajo de sensibilidad que propone el Yoga Cachemira, porque sino uno estará toda su vida sin madurar, ni discernir del todo. Este trabajo de sensibilidades la purificación del inconsciente y la liquidación de la masa de resistencias, tanto físicas como psíquicas que nos preparan la entrada a dicha Realidad.

Estar sin el ego, es estar sin pretender nada, sin pretender algo, es funcionar libre de la imagen personal, cada vez que me creo ser alguien estoy en la pretensión. Bien sea en el Yoga o meditando, si hago Yoga con una pretensión ahí está el ego es indudable, hasta el que quiere hacerlo sin el ego forma parte del ego. En instantes puntuales me ha sucedido, que al realizar el Yoga a base de intentarlo, han ocurrido espacios sin el ego, donde ha sido posible alcanzar flases fugaces de quietud, serenidad y no-dualidad muy profundos, pero la tranquilidad, quietud y serenidad de la no-dualidad no me han alcanzado a mí mismo, de una manera mantenida y estable.

En el camino del Yoga que trasciende al Ser, lo más difícil es la idea, la imagen de creernos que Somos una entidad individual. Aquí sí pueden intervenir las técnicas,mientras se esté en el camino; pero sabiendo de antemano que no nos pueden dar lo que ya Somos, como ya lo hemos expuesto anteriormente. La sensibilización corporal en el Yoga, es una excelente herramienta hacia esta desidentificación del ego, que tenemos con nuestra imagen personal.

La liberación no viene nunca de la imagen personal que uno tiene de sí mismo, del ego, aunque pensamos que es así, es al revés uno es de la imagen personal de la que se libera. Ahora lo que a mí al menos me dejó desarmado, sin referencias fue la pregunta: ¿sin nada que Soy yo?, sin técnicas, sin Yoga dejándome en un total “yo no sé”. El Yoga del Shivaismo Cachemira no nos da, no nos deja ni un ápice donde agarrarnos. El Ser no se usa, ni se puede usar desde el punto de vista del ego, sino que el ego se trasforma en manifestación del Ser, el evidenciar esto es origen de alegría y creatividad.

Al preguntarle a Klein sobre este tema, ¿sin nada que Soy yo? le dije: la vida me pide responder, actuar en cada situación, entonces este “yo no sé” a veces me lleva a no actuar, a mantenerme pasivo, en cierta aptitud de paralización y me respondió: “este no saber hace referencia a una ausencia de ti mismo, date cuenta de que la acción viene directamente de la situación que conoces, estoy convencido que has vivido en tu vida, momentos de esta manera instantánea en la que la acción viene directamente y lo has vívido muy claramente. Pero luego esto ha sido puesto en cuestión por la persona, el ego. Esas decisiones instantáneas no convenían a la persona, entonces ha sido la persona la que te ha llevado a la situación, después te darás cuenta que esa situación que vistes en un instante era auténtica, y la otra fue tomada por las riendas de la persona, del ego”.

Pensar en no pensar es igualmente querer apropiarse, controlar, nos muestra que se está en el ego de nuevo, no se puede dejar de pensar a voluntad. He comprobado en cantidad de ocasiones, lo que sucede al darme cuenta que me encuentro pensando, como cambia la cognición, la capacidad de conocimiento se hace real. Quiero señalar que no es pensar que estoy pensando o tampoco pensar que no estoy pensando, ya que ambas son irreales.

El Yoga la no-dualidad, la vía directa y la dualidad, la vía progresiva

Se va intuyendo y viendo en el proceso del Yoga, de cómo queremos escapar una y otra vez, de los conflictos y no somos capaces de ver que la imagen del yo-personal que desea huir, forma parte del propio conflicto, es el que lo crea, lo alimenta. Solo el Conocimientoes posible vivirlo en el estado no-dual y estamos tan poco…... Si en la vida cotidiana me resultan difíciles las situaciones, muy conflictivas, me están indicando que lo no-dual es todavía para mi, un concepto, que estoy dando fuerza a lo fenomenológico, pues si existiera verdadera visión me mostraría que no hay dualidad. Entonces sucede que uno se da cuenta que antes de vivir lo que Es, ya existían instantes en los que intuía e intuye que siempre lo Fue, lo Es y Será.

La vía progresiva es una vía gradual, dual, es una vía indirecta, que en el Yoga del Shivaismo Cachemira no hay que entenderla como un camino lineal a recorrer, donde la mente se interpone en el acto de percepción, la vía progresiva no debe porque estar filtrada por las capas del pensamiento lineal; sino que debe ser una actitud mística definida, que decrete las modalidades particulares de progresión de cada yogui.

Estos métodos o técnicas recomendados al principio del sadhana o camino, se deben acompañar de un profundo discernimiento, para no perderse en la relación objeto-sujeto de dualidad, ni caer en el riesgo de permanecer eternamente enganchado al objeto, ego, o lo que es peor cogerle agrado a su práctica. Esa es su debilidad y hemos de estar siempre vigilantes, muy atentos de que esto nos pueda ocurrir, de hecho nos sucede a menudo, incluso en los estados más avanzados, confundiéndolo con la no-dualidad. La vía directaen cambio, es una vía no-dual, es una no-vía, es una vía abrupta, inmediata y directa, que requiere un alto grado de purificación del inconsciente, aquí ya no se ejerce ninguna técnica, ya no son necesarias sino se quieren ejercer.

Toda progresión al final busca resultados, por eso la vía directa es importante reconocerla como si fuera Realidad, proceder así aunque todavía no sea realidad, no este actualizada en nosotros, actuar como si lo fuera, procedes como viviendo en esta dimensión sin objetivos que alcanzar. En la vía directa, en la no-dualidad me sentiré en paz y pleno si soy consciente de ello, no importa de lo que sea consciente. En la vía progresiva el desarrollo es deshacerse de lo que no Somos, no puede desarrollarse lo que Somos en ella. Así pues utilizamos accidentalmente y provisionalmente la vía progresiva, teniendo en cuenta, que en la actitud prioritaria del esfuerzo, con el objetivo de conseguir algo, todavía continuamos evidentemente en la vía progresiva.

Si uno se instala solo en la vía progresiva, para unir la dualidad como punto de partida, se dará cuenta que no se puede alcanzar, que es imposible, porque Somos no-dualidad, quedando atrapados en lo dual, en las técnicas y la disciplina, sin poder liberarse de ellas. Es imposible en las vías progresivas liberarse de la dualidad, entonces las etapas, las técnicas y lo progresivo sirven para ser conscientes que no estamos atentos ni presentes, son para ver lo que no Somos, lo que Somos esta fuera de toda etapa, clasificación o progresión. Las técnicas no tienen acceso a lo Real, no existen porque ya lo Somos, no podemos ir a por ello; ello ya está en mí.

En la vía directa uno ve inmediatamente la Totalidad; aun cuando ésta todavía no sea una realidad actualizada estable para ti, tú procedes como si lo fuera. Según Klein esto es muy importante. Se pueden utilizar muchas de las técnicas de las vías progresivas, aún estando en la vía directa, aunque sigamos manteniéndonos en nuestras carencias, resistencias, pero no ponemos la importancia en ellas.

Cuando el Yoga y la vía directa de no-dualidad se hace con la actitud predominante de conseguir algo, se puede convertir en un obstáculo, logro del yo-personal. La ausencia de lo que no Somos, el objetivo de lo que Somos se puede alcanzar tan solo cuando se comprenda que está en uno mismo. En el plano de lo progresivo no se puede llegar a alcanzar la Conciencia de Ser, pero nos puede dejar en el umbral de ver la intuición de Ser, gracias a la misma Conciencia.

Mientras en el asana, en el Yoga, incluso en la vía directa no-dual se intente ser algo, o alguien me separará de Ser, estaré creando dualidad, es decir, separando y viviendo en lo falso. La no-dualidad es constatar justo lo adverso, lo que es falso, no Real, pues para el Ser no hace falta vía dual, lo dual tan solo nos hace falta para la transición momentánea, de disolver y purificar lo que no Somos, es decir la vía progresiva. Es esta vía la que más practico en estos momentos, es que cada vez que me doy cuenta de que no estoy en el presente, vuelvo de nuevo a la morada del presente.

Jean Klein nos comentaba que incluso después de una larga y profunda purificación, en las técnicas progresivas del Yoga, seguimos estando en la relación de no-dualidad, seguimos estando en el inconsciente, sin resolverlo del todo, nos seguimos manteniendo en la frontera todavía. Aunque se experimente la última etapa de la meditación o éxtasis de Realización, el denominado Samadhi, pasamos de nuevo de la vía directa a la progresiva, quedando de nuevo desconectados en lo no-Real, el Samadhi que no es continuo totalmente, aún pertenece a la vía progresiva.

Es verdad que en Samadhi seguimos manteniéndonos en un estado profundo y estable, pero no obstante se continua entrando y saliendo de un estado a otro. Lo que Somos no es ningún estado, es la vía directa a la Realidad de Ser y el soltar lo que no Somos es la vía progresiva a la sensibilidad a través del Yoga.

En la entrega del devoto (bhakti) que viene del Amor, es también donde se da la no-dualidad, la vía directa. Cuando se está siendo con el Amor, es cuando el Amor es sin cualidades, sin objetos, aquí ya no existe vía progresiva, es lo más directo, aunque no es fácil, es el verdadero Amor. Con el simple hecho de tomar conciencia de lo que me sucede inconscientemente, de que soy yo mismo quién decido no querer vivir en está no-dualidad, es cuando comienza a transformarse mi sufrimiento. La no-dualidad no es algo que aparece tras mucho esfuerzo; sino que siempre está en mí, pero que tan solo se despertara cuando tenga la mente disponible y purificada libre del inconsciente.

Una vez la atención en el objeto de observación, en la sensibilidad de las asanas o pranayamas, estos objetos nos trasladan a la Conciencia de Deidad que tiene todo objeto de observación. La atención a los objetos de observación en el Yoga, nos hacen posarnos en la propia atención de nosotros mismos, que es dicha Conciencia de Deidad, lo que sería la no-dualidad. O Eres el Ser o eres el protagonista del Ser no hay más, Eres no-dual y no-diferente de la Totalidad o eres dual y separado en fracciones diferentes.

El quedarme a veces sin expectativas, sin referencias, hasta hoy no sabía bien lo que era eso, por mucho que Klein nos insistía y siempre nos lo apuntaba, pero no lo vivía, tampoco sentía ni veía en serio lo que era no esperar de los demás, siendo consciente de mi dependencia. También era dependiente al tener expectativas de las técnicas, de los textos más significativos del Yoga y demás escuelas de metafísica, dándome cuenta que lo realizaba desde el control y la disciplina férrea, dual, de modo progresivo meramente.

La Plenitud no excluye sino que incluye la tristeza, la depresión, al igual que la Felicidad no excluye el dolor, ni el sufrimiento, pues lo demás no sería Total ni fusionado, sería la dualidad, por eso el evadirse de la tristeza, la depresión o el sufrimiento es pura dualidad, porque es esquivar de nuestra Realidad de Ser la Plenitud y la Felicidad. El ego no quiere liberarse del sufrimiento, lo rehúye, no puede porque se encuentra en el principio de lo progresivo, el siguiente paso es acogerlo y sentirlo hasta la no-dualidad, que es la fase de lo directo.

El Yoga la meditación y la dispersión

Solo en el instante presente es donde nuestra vida, puede transformarse completamente, solo requiere que se opte por ello y abrirnos. Esta Realidad de Ser es nuestro patrimonio como seres humanos, nos pertenece y lo que apunta hacía ello es la meditación. La meditación es lo que acontece en cada instante atendiendo a la atención. La Presencia a la atención en la meditación, es el camino más corto y directo a la no-dualidad.

Querer meditar en el fondo es un medio de darnos cuenta, de que no nos encontramos en el estado de meditación, en el meditar la vía más corta y directa es la presencia a la atención, el estar atento a lo que acontece en el presente. Lo único que nos hace permanecer estables en la meditación, es la atención sostenida y consciente, esto nos enseña y nos sirve más que mil experiencias de estados espectaculares.

Al iniciarme en la meditación, lo más corriente que me sucedía en la práctica del meditar y con la atención al presente, era el darme cuenta que pensaba. Lo segundo que ocurría en mí, era ser consciente del pensamiento que me surgía, y al observarlo veía como se iba deteniendo, lo que era la entrada a la meditación. En tercer lugar, en esos pequeños espacios de vacío entre los pensamientos, era consciente de cómo surgía en mí otro nuevo pensamiento y enseguida desaparecía, que es lo que me permitía mayor estabilidad en la meditación.

Después fui dándome cuenta que no podía observar estar atento, solo podía observarla inatención, la carencia, ¿por qué? Porque la Atención ya lo Soy, ¿Cómo voy a observar estar atento si ya lo Soy? Pero esto me abría paso a darme cuenta que el elemental hecho de observar la inatención, me introducía en la atención.

Y aquí entra la meditación ¿qué es?: para mí, es lo que me mantiene siempre atentoen todo instante, presente a lo desconocido, sin agarres ni referencias. La meditación no es el dirigir la atención sobre un objeto, sobre las técnicas, pues estas técnicas aunque sean del yoga me atan más a lo conocido, si es que están dirigidas por el control y en la ausencia de la atención al presente. En todo Yoga si hay control hay conflicto, comparación y esto es justo lo que no es la meditación, por esto necesitamos la meditación, por eso es lo más importante para liberarnos del sentido del “yo”, si hay control hay “yo”, ego.

Si existe meditación no hay dispersión y si hay dispersión no existe meditación, ahora si estas observando que hay dispersión estas en el preámbulo de la meditación. Hay que vivir las acciones, lo cotidiano como meditación, y la meditación como ausencia del actor, del ego en las acciones, como vacío de pensamientos, de juicios.

Volviendo y trasladándome de nuevo a las asanas: es darme cuenta de cómo estoy identificado en lo mental, mundo pensativo y desde ahí me manifiesto impulsivamente, que esta identificación viene de la personalidad, del personaje y que no viene del Ser. Es decir, primero sería lo mental, después lo personal y por último el Ser. Esto que Klein nos lo indicaba y que no lo llegaba a comprender, ha sido absorbido e intuido con mayor consistencia: “La personalidad y sus modos están en el Ser; pero el Ser no está en los modos de la personalidad”.

Primero en la meditación se reconocen y se ven en el ir y venir los pensamientos, después no los alimento, no les doy coba quedándome en el vacío de pensamiento y para terminar un día se percibe la pulsación, antes de que nazca y surja el pensamiento. Es decir, llega el día que al estar alerta solo en el atender, constato que se puede detener la pulsación de ese pensamiento, antes de que se trasforme en otro nuevo pensamiento, que antes de percibir el surgimiento del pensamiento hay una pulsación que veo. Siento y capto la pulsación en el momento antes de que llegue al cerebro y se concrete.

En la meditación observaba, percibía que lo que me hacía pensar más, era el no querer desear pensar más. Aquí advertía que cuando ya no existía intención de pensar o de no-pensar, que aunque me seguían viniendo pensamientos reconocía que no Era, ni Soy ninguno de ellos. Si esta noción se mantenía estable sin ningún pensamiento, evidenciaba que no podía quebrar, ni desconectarme de lo que Soy, de lo que Somos.

En general los que realizamos Yoga, meditación y demás técnicas, es por la carencia de purificación, por ignorancia. Ninguna técnica puede sustituir al anhelo de Ser la Realidad. La práctica de la meditación es una apertura al Amor, a la comprensión de la imposibilidad de la plenitud de Ser a través del ego. Este ego gira siempre alrededor de la mente, vamos, que es un producto de la propia mente, donde nos es imposible acudir por ella misma a lo que Somos.

Recurriendo a la práctica concreta de la meditación, observo cuando es meditación y cuando no lo es, cuando estoy en la intención deseando que algo suceda, o que algo deje de suceder, ambas opciones llegan a decirme lo mismo: lo que no es la meditación. Entonces reviso continuamente esa actitud en el presente, para así no esquivar ni rechazar lo que realmente me está sucediendo, de esta manera voy discerniendo lo que no es la meditación, voy observando lo que ha sucedido, he hecho incorrectamente y no debo de hacer, descubriendo así todo lo que no Soy, para dejar al descubierto lo que verdaderamente Soy.

Otra cuestión que apreciaba en la meditación, es que si la ejecutaba por obligación, disciplina o por lo moral estrictamente, no funcionaba, no fluía; como fluía cuando la realizaba por el gusto y la alegría de hacerla. Una y mil veces advertía que yo como ego, no podía ir a la meditación con esta intencionalidad, que debía ser llevado por la misma meditación. Si solo se práctica como técnica meditativa y ejercicio disciplinado, tarde o temprano termina dejándote. Si es así es mejor dejarla, nos enseñaba Klein.

A esto le añadiría que si se siente que la técnica es constructiva no la dejes, así lo siento y es mi experiencia al menos por ahora. Y por ahora observo que yo no voy a la meditación, que es más ella, la meditación la que me va llevando a mí, siempre ha sido ella la que me ha raptado, no ha sido ninguna técnica la que me ha llevado a la meditación. En mi caso actual me parece, que mientras la técnica sea constructiva, para la purificación del inconsciente, que es justo lo que nos impide la entrada disponible a la meditación, bienvenida sea.

Si algo he descubierto en los largos años de meditación, ha sido que cada vez soy más consciente de que no se meditar, es decir que no estoy atento al presente, ni en la no-dualidad, con tan solo esto ya conozco, discierno y asimilo mejor lo que no es la meditación. Ya me instalo en los preludios de la meditación, que no es solo la detención de la agitación de la mente, sino la cesación de la fluctuación del ego, de la historia e imagen personal, pues hasta querer hacerlo sin el ego, es el ego mismo.

El Yoga y el Amor, el Bhakti 1ª parte

Para que las capas de resistencia y bloqueos se relajen en la globalidad del cuerpo, es necesario Amar mucho el cuerpo, su sensibilidad. Al entregarse al sentir, se facilita la entrada al Amor, es el Amor sin ninguna expectativa, cuando el amante no espera nada del amado solo es Amor, es el llamado devoto (Bhakti), es el camino del Amor, el camino del Bhakti. El Bhakti-Yoga es la admiración, la suprema adoración y veneración del Ser humano a la Realidad de lo Divino, es la continúa devoción al Amor. El devoto es el llanto desgarrado, desesperado, el ofrecimiento, la ofrenda del cuerpo y de todo, por ser uno con la Realidad de lo Absoluto.

Desconocía que desde la infancia traía, estaba en mi interior este anhelo de lo bhakti, del Amor, de comunicación con la existencia de una Realidad Superior y que está en todo ser humano. En un principio en mi entorno personal, familiar y social, y luego en el camino del Yoga, en algunos textos y ciertos ambientes del Vedanta, en la línea del Jñana-Yoga (camino del Conocimiento, de la Sabiduría, de la contemplación), esto chocaba con el anhelo y mi necesidad del Amor. Percibía que había cierto menosprecio, rechazo hacía esa actitud y camino del bhatki, del Amor, cuando yo intuía que para mí era el camino más sencillo, directo y corto, el más adecuado en cuanto a la evocación, invocación y comunicación, para instalarme en esa Presencia de lo Absoluto, Dios o como se le quiera llamar.

Después de todo esto me di cuenta de lo importante que es, que cada cual encuentre y siga a lo que priorice, a lo que más le arda fervientemente dentro de sí mismo, bien sea el camino de la Acción o Karma-Yoga, el del Amor o Bhakti-Yoga, o el del Conocimiento o Jñani-Yoga. Mi caso era claro, pero fui consciente años más tarde de lo imprescindible que fue para mí encontrar que lo Bhakti, el Amor, lo devoto era mi camino. A pesar de esto me sigo encontrando en la actualidad, en mí alrededor ese cierto menosprecio, hacía lo que es una consideración despectiva de lo beato, de la Bienaventuranza, lo Bhakti, sintiéndome a veces no comprendido, quizás también provocado por mi dificultad e incapacidad de saber expresar adecuadamente, lo que siento y como lo siento.

Sé que como a mí hay muchos seres humanos, que les ha pasado y les sigue pasando lo mismo, sé que existe una colectividad para quienes es mucho más sencillo y fácil el Amar, lo Bhakti, el adorar, que el Conocer, el contemplar o meditar. A estos sobre todo va dirigido este tema, enseguida se verán raptados por esta Realidad del Absoluto, de Dios desde el Amor, pues la no-dualidad no excluye el camino del Bhakti; sino que es totalmente compatible con el culto y la devoción. Muchos en cambio creen que el culto, el llanto y la comunicación del devoto con lo Sagrado del Amor son duales, y por tanto lo excluyen, creyendo que es inferior sobre todo en Occidente. Lo No-dual es también lo Bhakti, lo bhakti pertenece a la no-dualidad, al camino de la Dicha del Amor.

Sin duda alguna este camino del Bhakti, como los demás, requiere de la presencia, guía de un maestro capacitado y competente. De esta forma será mucho más llevadero el camino. Aunque aquí estamos todavía algunos sin el maestro y me parece que el mejor maestro es la propia vida, esta se encargará de dárnoslo cuando lo necesitemos de verdad, si es que alguna vez necesitamos al maestro.

La mayor parte de los bhaktis hindúes prefieren insistir en una relación, aparentemente dual, pero sin serlo, donde la Presencia Real es considerada de alguna manera, como una relación de la persona o el Ser individual con el Ser Absoluto en la que te comunicas. En el camino del místico cristiano esto sería la oración contemplativa, como comunicación para instalarse en el gozo de Amor. Esto es lo que hace crear una falsa ilusión voluntaria de estar separado, para así mantenerse continuamente sin descanso en la búsqueda insaciable, del amante enamorado de la Realidad, de lo Divino.

Por eso el Bhakti parece sufrir tanto y lo sufre al menos en mí experiencia, pero es por el Amor de lo más Supremo, porque es lo único que adquiere sentido en mi vida. La apertura a sentir la carencia de Ser Amor, es una indicación que nos empuja a lo que Somos: esa Realidad de Amor. El Amor, el camino bhakti puede llevarnos a tomar Conciencia de nuestro Ser y esto es a través de la entrega completa. La Dicha y la Bienaventuranza del Bhakti no son justamente de este mundo; sino es más exacto decir, que el bhakti ha descendido aquí desde otro mundo no-dual, no es de este mundo dual. Quizás se podría expresar mejor que el bhakti ha descendido, a este mundo para ayudar a transformarlo, en lo que es la no-dualidad del ser humano.

La característica del camino Bhakti, es la de no dirigirse desde la técnica; sino desde la sorpresa, la espontaneidad, es más bien un sendero en el que el bhakti va diseñando a medida que va aprendiendo, según va recorriendo. El Bhakti no puede evitar aparentemente cierta monotonía a la hora de comunicarse con la Realidad del Amor, debido a la repetición constante del anhelo, de la demanda (¿por qué me has abandonado?, ¿dónde estás?, ¿por qué no me ayudas?...). Esta cuestión es la que desanima a muchos, porque no conocen realmente la devoción de los Bhaktis.

Cuando necesitamos amar o queremos ser amados, es que carecemos de Amor, que estamos desconectados. La necesidad de ser amado o de amar, señala la carencia de visión de lo que Soy y la solución no es ir a buscar esta necesidad, de conseguir que ame o de desear que me amen, es ir a la carencia y sentirla, hasta admitirla, amarla, así no habrá complicidad, lo que me devolverá al Amor.

Aquí es donde entran y tienen sentido las técnicas del Yoga y su sensibilidad, se ama a todo, a todos, no es amar a unos más, a tu hijo, quien sea y amar menos a los otros, esto no es Amor, es carencia de amor, es ego, es estar en la entidad individual. Hay que amar aunque no te amen, esto es el verdadero Amor, y la sensibilidad en el yoga es la puerta a este Amor. El ser humano que no puedes Amar te está enseñando.

Si somos conscientes de que no tenemos necesidad de ser amados, ni de amar, habrá una inmediata y profunda respuesta de trasformación, desde el fondo del Amor en el que ya no existen las carencias. Cuando pretendes amar a alguien, tomándote a ti mismo por alguien con una pretensión, no es Amar, tampoco es Amar cuando se intenta, desde el no tener ninguna pretensión. Esto es un desperdicio de energía, ya que proviene del ego, de su pretensión, y Amar es no-entidad individual, no-necesidad. Solo se vive Amor en ausencia de nuestra imagen personal, o del ego. Esta es la actitud que debería ser utilizada en nuestra práctica del Yoga, porque no se puede Amar la Realidad como algo personal, porque Somos toda la Realidad del Amor, no una parcela.

Al sentirme pleno y feliz porque amo a alguien o alguien me ama y me corresponde, me anuncia que a la larga sentiré dolor y sufrimiento, porque señala que tengo una considerable dependencia hacia los demás. Querer recibir y necesitar amor de los demás, es rechazar el Amor en mí mismo, es lo contrario, a lo que es dar el Amor sin nadie que lo da, sin el ego, que es cuando verdaderamente me siento libre, no dependiente, Soy Amor.

También amar al ego es Amor, es ver, discernir que no es necesario, esta es la mejor enseñanza que nos puede trasmitir el ego. Entonces tomo conciencia de que cuando rechazo al ego, colocando mi fuerza y energía en el mismo ego, lo que hago es alimentarlo, es desamor, ya que amar al ego de verdad, no sale desde la imagen personal, desde una entidad individual, porque este ego solo sabe rechazar, dividir necesita ir en contra y amarlo es no rechazarlo.

Algo parecido sucede en la práctica del Yoga, que al realizarse con la alegría del Amor en lo que se hace, cuando se observa, se vive ese Amor, ilumina al que Ama. La cuestión no es como puedo conseguir, qué puedo hacer para buscar el Amor; sino como puedo permitir, dejar que el Amor, sea el reencuentro conmigo mismo, el que me busque a mí mismo. En la meditación y el Yoga es el Amor que se ama a sí mismo en el Amor, es el Amor que te ama a ti mismo, ya que es el amor el que ama, no tú. La escucha es el instrumento de la acogida al Amor. En la escucha el Amor al igual que el sentir, no excluyen el dolor, el sufrimiento, ni el miedo, sino que lo incluyen.

Cuando hago Yoga y medito, pensando que gracias a ello voy conseguir la Gracia del Amor, sigo manteniéndome en la pretensión del ego, llegando a confundirlo con el Amor, con lo que es pura sensibilidad. Es por tanto dicha sensibilidad una excelente herramienta en el Yoga, de cara a la liberación del ego, mi imagen personal. Cuando se tiene cualquier pretensión, expectativa de ser el gestor de la acción, se nos cerrará la vía al espacio de la Gracia al Amor, porque una verdadera acción nos supone la ausencia del ego, y toda pretensión nos viene del ego.

El Yoga no es un saber, es amar, es un sentir, si sabes que estás en un continuo esfuerzo al meditar y hacer Yoga, eso no es Amor, no es la meditación. Ahora tampoco olvidarse de que el esfuerzo estará en nosotros, hasta el final de la otra orilla de la Gracia del Amor, ni que por la pereza ni el egoísmo nos caerá la Gracia del Amor sin ningún esfuerzo, así nos lo afirma el Bhakti en el texto de Ellâm Onru (Todo es Uno): “no esperes Su Gracia, su Amor sin ningún esfuerzo, esfuérzate, llega al final, no relajes tus esfuerzos, Dios no puede ser realizado más que por tus esfuerzos”. Sin duda alguna me parece que se está refiriendo al esfuerzo de la espera, sin esfuerzo de la persona, del ego, es el esfuerzo sin esfuerzo de parte del ego, es cuando uno ya está preparado, ha madurado lo suficiente por sus propios esfuerzos, es el esfuerzo de Gracia empujada desde el Amor, es el esfuerzo de que toda Acción pertenece a Dios, es el esfuerzo de Dios.

El Amor es el Yoga practicado con la alegría y el gusto, el que me deja en las puertas del contacto directo con nuestro Ser Real, es el gozo de hacer por hacerlo, no lo hago por querer obtener ningún resultado, pues aquí se encontraría mi historia personal, el sentido de “yo”. Hay una gran diferencia entre el Yoga hecho desde la repetición mental, desde la voluntad del yo-personal, y el Yoga realizarlo por el gusto y la alegría del Amor. El no distinguir esta diferencia, será lo que nos impedirá tener esa sensibilidad corporal y mental, las que nos crearán tensiones y esfuerzos al desear alcanzar algo, desde esa repetición de la mente.

En dicha sensibilidad del asana, el movimiento es una expresión de la belleza de lo Sagrado y a la vez un ofrecimiento, un agradecimiento por permitirme hacerlo y serlo. El Yoga debe ser esta expresión libre del Amor, de esa belleza de lo Sagrado, no un medio, para alcanzarlo, que es lo que casi siempre hacemos del yoga y en algunos yogas ni tan siquiera se conoce, ni se es consciente de ello.

En la expresión de la belleza de lo Sagrado, de lo Real, no hay ninguna posibilidad de intencionalidad, ni pretensión y en la intención no existe la Gracia de Realidad, en la intención existe ego. Es como estar pensando continuamente y esto es tratarme a mí mismo con dolor, sin Amor. En muchas ocasiones he alcanzado, sentido y vivido mucho Amor, pero lo que siento ahora, es que el Amor no me ha alcanzado, raptado del todo a mí, por los condicionamientos de siempre continúo en la intención del yo- personal. Decimos que amamos, que sabemos amar, y no será Amor si sentimos que después de amar, perdura el rechazo, el miedo o el dolor.

El Yoga y el Amor, el Bhakti 2ª parte

Los dichos: “El Supremo Amor siempre está en mí, en nosotros”, “Amor Yo Soy Tú”, “Yo Soy Amor” estimulaba en mí la parte bhakti, (devota), del Amor, formulándome esta pregunta: ¿estoy yo dispuesto a participar de este Amor? Notando que a veces ese Amor acudía a mí directamente, resonaba como Realidad convirtiéndose en algo importante en mi vida, sin ser hoy el día todavía mi único deseo, ni el primero, sin estar ni está por encima de todo, pues continúan los condicionamientos del inconsciente sin resolver. En su día se actualizara este Amor porque lo Soy, cuando tenga que darse, pues el propio Amor me asegura que seré consciente de su Presencia, aún sintiendo en la actualidad que no es así; vivo e intuyo cada vez con más fuerza esta Realidad de Amor en mí.

Mientras tanto, al no buscar todavía lo primero en lo Real, al no estar en esa total confianza, en esa entrega, no se dará este Amor en mí del todo, mientras tanto se me da lo que está aconteciendo en mi vida, según lo que prevalece en mi interior. Y aquí cobra su importancia la vía progresiva, de depuración y de reeducación del inconsciente de lo que todavía perdura en mí, queda por transformarse.

Después de tantos años de práctica de Yoga, de forma autodidacta, de estar con diferentes facilitadores y maestros, desesperado de no obtener resultados, invocando con un grito desgarrador digo muchas veces: ya basta, he probado de todo. En todas partes me he sentido hundido, fracasado y lo he sentido hasta el fondo, he pedido ayuda, he terminado abatido, sin corazas, desnudo, rindiéndome ante tanto control, a veces continúo exclamando: ¡donde, en qué he fallado! Me he sentido que iba a estallar de un momento a otro, que iba a dejar de existir.

Me perdí tantas veces en el camino, di tantas vueltas sin ningún soporte, hasta caer abatido en lo que creía que era la desaparición de mi mismo, pero sentía una potente Energía de Amor por todo mi cuerpo. Hoy lo veo claro que era la condición de la Realidad de lo Supremo la que me empujaba manifestándose, en la que me sentía y dejaba libre de todo control, entonces comprendí y conocí lo que es el verdadero arte de dejarme hacer sin intencionalidad.

No sé si fue la respuesta a la petición de la ayuda, ni me importa, solo sé que han sido mis primeras sintonizaciones fuertes y largas de lo Bhakti del Amor, que me han venido a través de la devoción, y que no comprendía hasta entonces lo que era con claridad. Grité con un llanto terrible de devoto, de Amor, de sentir en lo más profundo de mi mismo y comprendí que eso era la verdadera sensibilidad del Yoga, que tanto me había trasmitido Klein y le puse el nombre, de la Realidad de lo Absoluto, lo Superior según Blay. Estos fueron esbozos de la entrega del Bhakti al Amor, fue lo que me empujó a tener el coraje, para impartir este yoga poniendo los cimientos y la mirada apuntando siempre hacía esta Realidad.

En estas vivencias también sentí un miedo terrible y penetrador, que provenía del tambaleo del ego, que no me permitía la entrada estable del Amor del todo. Observo que cuando me encuentro más desconectado, en dualidad con esta Realidad de Amor, es cuando siento más el miedo, la tristeza y sé que esa Realidad Suprema no me apoyara, en estas decisiones de continuar sintiéndome en ese miedo; sé que me ayudará, a pesar de que yo opté contrariamente por esas decisiones ilusorias de miedos y tristezas. De ahí que me sienta desconectado, desamparado al creerme que esas ilusiones son reales; y no son mi Realidad, pero sé que a pesar de todo me sirven de ayuda y que proviene de la Realidad hacia mí.

Han existido chispazos, luceros pequeños de sentirme por instantes raptado por esa Realidad Absoluta, que siempre me ha pillado de imprevisto, sin control alguno, sin ir hacia ello, ello han acudido a mí. A veces ha sido tan brutal, que ha significado la plenitud más potente que he sentido y vivido, dejándome deshojado, desnudo. Sólo el que ha evidenciado esto puede saber la ausencia tan inmensa y larga, que es vivir hasta el siguiente rapto.

Esta es la parte bhakti de devoción Amor descubierta en mí, en la que no se puede hacer nada, tan solo dejarlo hasta que de nuevo suceda, venga otra vez ese rapto ¿Cómo describirlo? Un sueño, una locura, una desesperación, una exaltación profunda y serena, un Éxtasis de no-dualidad o Samadhi, ¡qué sé yo! No existe ninguna respuesta en la mente, solo sé que el mundo y el universo ahora lo percibo de nuevo, en partes diferentes y duales, cuando antes en esos flases de lucidez lo veía y vivía sin partes, de no-dualidad donde todo era no-diferente, simultáneo donde todo lo conocido estaba en el Conocedor.

Después de esos raptos fugaces me vienen toda una serie de preguntas: ¿por qué se me ha revelado otra vez esa vivencia?, ¿por qué vuelvo de nuevo a esta irrealidad?, ¿por qué de nuevo la separación, la dualidad?, ¿por qué Dios, la Realidad o lo que sea me abandona a sufrir lo no deseado? No entendía nada las primeras veces de estos raptos, hasta que me tropecé con los textos del Bhakti, en especial “La Joya de la Alabanza Shiva”, o el denominado Stavacintâmani y mucho antes a San Juan de la Cruz, San Francisco de Asís y Teresa de Jesús.

Esto es lo bhakti, el ferviente amoroso, ¡que duro! de llevar desde el ego, hasta algo de vergüenza me da que lo lea alguien y me juzgue: no esperaba que estaba tan ido, pero a pesar de todo no me importa, porque es justo solo desde ahí, desde esta Realidad, cuanto más se ama a todos. La pena es que se dé en mí, tan escasamente y escalonadamente, pero con ello descubro que por muy pobre que es, es lo único que merece la pena y tiene sentido de ser vivido en esta vida.

He estado y estoy en este vaivén en el que el rapto de lo Divino desaparece, y no soy atendido durante meses, a veces años, pero continuo rogando silenciosamente a ser atendido y raptado, de nuevo en esta Realidad Absoluta. Al final molesto y cansado, termino desesperado, alguna vez con un brutal llanto desgarrado el ruego es atendido de nuevo, donde el Amor atiende al amado, al ver al amante rendido, con su corazón partido y es cuando descubro que todos somos amantes del mismo Amor. Allí uno descansa de verdad en los brazos acogedores de la Realidad, integrándose en Ella, sintiendo que el ego diluido también se integra en dicha Realidad desapareciendo.

Pero cuando desde esa no-dualidad de lo Real, se vuelve a la dualidad cotidiana, me acoge de nuevo el misterio: ¿qué es eso, qué ha sido eso que me ha sucedido?, ¿a quién expresarlo, quién me puede entender?, ¿tan sólo el que lo ha vivido, el que ya lo conozca? A veces me viene debo compartirlo pero ¿Cómo? Yendo a donde alguien que lo vive, que está ya liberado del todo, al que nada le afecta ya. Sale de mis entrañas un miedo, un reparo terrible desde mi timidez, donde se le añade mi tremenda dificultad de expresarme, ¡Oh queridos amantes del Amor donde estáis que no os veo!, ¡solo siento al amado identificado, el Amor no lo veo y menos lo vivo!

La decisión siempre está en el amante, que está a la espera del Amor, donde el Amor está siempre esperando la aceptación y disponibilidad del amante, ¿qué responde el amante? Digo que no, porque cuando me entrego ya nada depende de mí, del amante, pero mi problema estriba en que deseo todavía que dependa de mí, del “yo-personal”, del ego. Aquí el Bhakti, el Amor recoge su existencia de Ser, es la entrega del yo-personal, en un perpetúo agradecimiento, en una alabanza de dar la bienvenida a todo, incluida la del ego. El Bhakti es lo que se presenta a uno en cada instante, es la Presencia, es el presente de lo que acontece en cada instante, no hay nada más fascinante que lo que siento en el presente y esto es el Amor.

La entrega que se requiere, es algo parecido a como si me sentara al lado del Amor, pero este estaría en otro lugar, en la otra orilla donde hay una puerta que está cerrada y no puedo pasar al otro lado. Yo insisto en querer traspasarla pero me es imposible, porque dicha puerta cerrada solo se puede, se tiene que abrir desde el otro lado de la orilla, la del lado del Amor o la Conciencia de lo Absoluto, no desde el lado del ego amante. Es decir que tanto la entrega como el impulso de la demanda provienen también del propio Amor y yo me creo que provienen de mí, del ego amante, que soy el gestor. Esto es lo que no me permite la entrega, donde el acto volitivo controlador debe extinguirse, la entrega no va desde mí a Ella, sino que viene de Ella, de la Realidad hacia mí.

Al final todos estamos solos ante la Realidad Absoluta, pero tenemos que luchar y arriesgar, por lo que está más allá de la mente y la muerte psicológica del ego, donde se encuentra lo que es el miedo a dejar de existir. Por ahí brota una pequeña brecha que se abre, una pequeña ventana por donde siento que empiezan a entrar claros de Luz, y va aflorando algo que me dice continuamente con mayor insistencia: ¡recupera Tú Conciencia de Realidad de Ti mismo!, ¡debes de apoyarte en Ti! Es donde se van resolviendo y purificando, todos los residuos pendientes que van quedando en el inconsciente, es donde el sufrimiento se deshace para abrirse la puerta desde la otra orilla, desde el Amor, la Realidad.

Le contesto a este Amor de la Realidad: es tanto lo que queda, tan difícil de actualizar y a la vez tan bello, tan apasionante que no puedo parar hasta actualizarlo y serlo. La Realidad me responde: “no te hundas me tienes a Mi”, le contesto: es que el ego es tan poderoso, quiere controlar, apropiarse de todo y me dice: Tú Eres la Realidad, no dependes de la creación de la imagen del yo-personal. ¡Ayúdame a soltarlo! Pues el ego siempre quiere ganar, tener la última palabra por encima de todo, ya que es solo mental y no puede ir más allá. Y al final me responde: no te puedo ayudar pues mi ayuda está en ti mismo siempre, jamás está separada, ni es dual de ti.

Desde el otro lado de la nueva orilla, se abre la fisura del discernir la Realidad, soy más consciente de que el ego es un monstruo terrible, pero de papel, el cual es inexistente en la Realidad, le haces ¡Pla! y desaparece, después al quemarse ese papel de ego, sus cenizas se integran en esa Realidad. En la entrega amorosa del amante este desaparece en el Amorque ama, sin que figure nadie que ame. La entrega, la aceptación, o el mismo perdón son aspectos del Amor, de lo denominado Bhakti, donde ya no se manifiesta la dualidad.

El Yoga en relación con el Ser:

Lo que Somos, lo Real y lo que no Somos, lo no-Real

Al viajar por el cuerpo gracias a la sensibilidad, este se habita de luminosidad y transparencia eliminando todo lo que no Soy. En el Yoga se puede ver todo lo que no Eres, lo que Eres solo puedes serlo y ver con claridad, discerniendo lo que no Somos, que a su vez es ver la intuición de lo que Somos. Descubrir que todo lo percibido, es objeto de observación (asanas, pranayama etc.), y que está en el perceptor que nunca cambia.

No se puede observar ningún cambio en lo que nunca cambia: el perceptor y la sensación es un medio excelente de alumbramiento de lo que no Somos y un acercamiento a lo que Somos. Pero no nos puede llevar nada a lo que Somos, tan solo dejarnos en las puertas de lo que Somos, este Yoga nos invita a ver que lo percibido nunca puede ser el perceptor.

Observa y siente como estamos rechazando y actuando continuamente contra la Realidad, la confundimos con lo que tenemos proyectado, previsto. La Realidad no tiene nada que ver con lo que deseo y en la mayoría de los yogas enseñados en Occidente, nos olvidamos muchas veces del fin que es la Realidad de Ser, dando mayor importancia al medio, la técnica, como el máximo deseo, cometiendo el error de decir que esto y para esto es el yoga. No es esto lo que nos refleja El Yoga del Shivaismo Cachemira, ni los grandes textos y maestros de Oriente, que se encargan de corregirnos de este error.

En este Yoga el cuerpo es la casa, la morada del ser humano y el Ser Real es el habitante de todas las casas. Esta práctica del Yoga apunta a esa Realidad, y para ello hemos de darnos cuenta que no miramos ni escuchamos, rechazamos el reencuentro con la Realidad. La escucha y el mirar deberían ser los pilares del Yoga, en apuntar y ser conscientes de este Ser Real, de ver como lo rechazamos.

Concienciar un solo instante de Ser puede ser lo más importante de nuestra vida, puede ser vivir cada instante plenamente, puede ser la propia Eternidad, pero antes tenemos que ver como rechazamos constantemente lo que Somos en cada instante. Es decir, el ver como rechazamos casi siempre la mano que nos está tendiendo la Realidad. Ella siempre está ahí esperándome, por tanto le suplico a la Realidad que Sea Una en mí y que me ayude a la desidentificación, inclusive del pensamiento en Ella.

Darme cuenta como soy el que provoco casi siempre la dualidad, la separación de la Realidad, rechazándola. Nunca debo renunciar a lo que Soy y Soy la totalidad de esa Realidad, es permitirme Ser de verdad todo lo que Soy, nunca puedo perder lo que Soy. ¿Quiero o no quiero? Esta es la cuestión crucial, ¿qué contesto? Teniendo en cuenta antes de contestar, que el querer alcanzar la Realidad Absoluta es una pretensión más y contesto: “Soy más consciente de que no renuncio a Ella, pero la sigo rechazando”.

En relación con este tema, me apareció esta pregunta que le hice a Klein: podrías decirme algo sencillo si ya Somos esa Conciencia sin objetos porque no la vivo,contestación: “la persona es el objeto, y la Conciencia no es ningún objeto, la persona no puede alcanzar ser Conciencia sin objeto. Solo en la disponibilidad podemos ser solicitados y alcanzados por dicha Conciencia”.

Vivir en la resonancia, en conexiones puntuales, de flases muy fugaces y esporádicas en la Realidad de Ser es relativamente fácil; lo difícil es mantenerse de una manera estable, donde se verifique una transformación radical y total, sobre todo en lo cotidiano. Cuando se va en busca de la Realidad, ya no es Real, se esfuma porque la Realidad Es, no hay que buscarla. Se podría decir que nosotros ya Somos esa Realidad; pero inconscientemente inconscientes, porque si no la vivimos ahora es porque nuestra mente, atención, está ausente de esa Realidad, “estoy echando de menos, en falta, aquello que Soy, y mientras tanto lo estoy siendo”.

La mente cobra un papel importante al aceptar esa posibilidad, de que Somos dicha Realidad al apuntar la atención hacia ella, y teniendo en cuenta que la Conciencia de dicha Realidad es la que está detrás, de lo que la mente atiende. La mente debe ser informada de que hay algo por encima de ella, así queda disponible y abierta a la Realidad. El pensar y la mente son utensilios importantes, pero limitados.

La Realidad Absoluta siempre está en nosotros, solo nos falta que nuestra mente consciente, la atención funcione de una manera abierta, volcada totalmente en el presente y esto no consiste en “hacer” consiste en “soltar”, en dejar hacer que se haga. Esto es darnos permiso aunque sea empezando por instantes, que esa Realidad va ser y es lo más importante de nuestra vida. El Shivaismo nos dice que hasta cuando no podemos, se reafirma más todavía la evidencia de que ya lo Somos en todo instante. Lo único que podemos hacer si es que se puede hacer algo, es tener y poner toda confianza en esa Presencia de Realidad, abrirnos a Ella.

El sentir la profunda necesidad de Ser es lo más importante, porque nos deja abiertos a la disponibilidad de todo, es el reencuentro consigo mismo, en la que se darán las condiciones de algo o de alguien que nos mostrará la perspectiva justa que necesitamos, al depositarnos en completa confianza en las manos de Ser. Esto que cada vez lo intuyo con mayor fuerza, es lo que está preparando y causando el fervor, la pasión por ello en mi vida, es lo que esta ayudándome en la liberación de los condicionamientos de mis pensamientos, sentimientos y emociones.

Conozco algo el campo de mis pensamientos, emociones y sensaciones, pero no conozco al Conocedor del campo, al Conocedor de todo esto, y esta es mi pregunta que cada vez resuena con mayor frecuencia: “¿cuál es mi verdadera Realidad Absoluta?” Klein nos lo confirmaba: “que podemos saber todo lo que no Somos, pero no podemos saber nada de lo que Somos”. Contestando a esta afirmación a mí me parece, en mi experiencia sobre esto, puede ser algo así: que el Conocedor del campo aparecerá solo cuando, discierna de todo lo que conozco y vaya más allá de mis pensamientos, sensaciones.

Cuando advierto que voy más allá de los límites del control, es el miedo del ego, quien teme al Amor y no traspaso esa barrera, por el pánico a esa Realidad de lo Divino, me asusta la inmensidad que siento dentro de mí y me cuesta el entregarme, aún sabiendo en pequeñas dosis, que el entregarse es un acto sublime de Amor, de perderse en aquello que no puede ser controlado desde el ego, el control individual.

Cuantas veces he creído que ya había aprendido a estar presente, y una y otra vez el presente me enseñaba que es algo que no lo puedo aprender, que no hay camino, no se puede aprender porque cada vez es nuevo, desconocido. No se puede estar en el presente, es imposible, porque siempre lo estoy. Tengo la impresión muy particular, de que no se puede estar en el presente todo el tiempo, porque solo se puede Ser en cada instante, solo tiene lugar en el presente y es nuevo en cada instante. En ese instante esta toda la vida, todo el espacio y el tiempo, lo Real. Repito que solo es una impresión, que cada uno la puede mirar y experimentar por sí mismo si esto es así o no. Lo que sí está más claro es que ninguna técnica, enseñanza nos puede dejar en ese presente que ya Somos.

Para terminar deciros: es la primera vez que esto que tenía bien guardado y escrito para mí, lo envió a los demás, bueno sobre todo a mis mejores amigos, por el gusto y la alegría de poder compartir estas cuestiones escondidas, en lo más recóndito de mis entrañas que eran tan personales, por si os sirven de algo. No son tanto cuestiones para leerlas y olvidarse de ellas, sino para evidenciarlas en cada uno, para saber y ver al menos si es que son así o no.

Por mi parte no tengo más que agradecer a todos los facilitadores, que han hecho que en mi vida haya sido posible la resonancia de Ser, de la Realidad Absoluta y en especial Jean Klein y Antonio Blay. Gracias a Josune por la corrección en este texto y un fuerte abrazo a los lectores que si han llegado hasta el final, es señal de que os ha tocado algo en la fibra de vuestra sensibilidad.

Koldo Ruiz

Febrero 2017